sábado, 29 de septiembre de 2007

Homenaje a Tas

En enero del 2006 llegaba a casa Tas, un pequeño hurón color sable. Haciendo honor a su nombre, tenía energía para dar y regalar, un verdadero terremoto, encantado de subirse a los sitios más altos, meterse en todos los agujeros que encontraba y jugar a pillar a lo largo del pasillo, no conocía el miedo. Y también haciendo honor a su nombre, se encargaba de "guardar" en sus escondites todo lo que pillaba, desde gomas de borrar o bolis hasta el móvil y el mp3.

Aunque tenía una extraña fijación por los tobillos, que en verano daba un poco por saco con los mordiscos, era cariñoso, venía corriendo cuando lo llamabas y se quedaba dormido en el regazo. De todos los habitantes no humanos de casa, el más querido sin duda, aunque llegara después del perezoso Cthulhu. Y desde luego la escurridiza Silvara no podía hacerle sombra.

Por los saltitos que daba al jugar, y los golpes que se daba por no mirar por dónde iba, por intentar imitar al gato y saltar lo mismo que él, por sus ojitos de sueño recién despertado o su forma de dormir. Por las horas que nos hemos pasado jugando con él...

Tardará en llenarse el hueco que ha dejado.

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